Marta Erill: La primera dificultad a la hora de elegir una silla a contramarcha es la falta de información.

Nuestra embajadora, la fisioterapeuta Marta Erill, una de las personas de referencia en la lucha por la seguridad infantil en España, ha querido hoy compartir con todos nosotros cómo fue su experiencia en el momento que tuvo que elegir la silla de coche para su hija. Además, le hemos preguntado por algunos consejos para conseguir que nuestros hijos viajen lo más cómodos y seguros posible.

Marta Erill es también autora del blog unamamadeotroplaneta.com, un espacio desde el que ha impulsado dos grandes campañas de concienciación de la contramarcha en España, “Ni un peque más en peligro” en 2016 y “Dale la vuelta” en 2017. Madre de una preciosa niña de 4 años que es su motor e inspiración para querer cambiar el mundo,  se describe a sí misma como una persona creativa, curranta y soñadora de ideas locas que a veces convierte en realidad . Fisioterapeuta de profesión, nos confiesa que su terapia favorita es escribir.

¿Cuáles fueron tus dificultades la primera vez que compraste una silla del coche?

La primera dificultad que encontré en el momento en que me tuve que plantear la compra de una silla de coche fue la falta de información.

Hace cinco años la contramarcha no se conocía apenas en España más allá de foros, grupos y páginas especializadas que hacían una gran labor informando sobre seguridad infantil en el coche. Tengo la suerte o la desgracia de ser una persona muy meticulosa a la hora de abordar cualquier nueva tarea y buscando todo lo que encontré sobre sillas de coche acabé llegando a la información adecuada pero fui muy consciente de que la mayoría de los padres no lo hacían. Esa fue la principal razón por la que dediqué dos años a impulsar campañas masivas de concienciación: intentar que esa información fuera accesible a un público mucho mayor y de forma más fácil.

También encontré problemas a la hora de asesorarme en tienda, donde me derivaban a sillas a favor de la marcha continuamente, llegando a decirme que estaba prohibido viajar a contramarcha a partir del año o que no existían sillas a contramarcha después del grupo 0.

Debo decir que las dificultades no terminaron cuando compré mis sillas… después llegó la presión social, las críticas porque iba a ir muy incómoda, se iba a marear, no podría estirar las piernas, no la iba a ver, era “demasiado mayor para ir de espaldas” y otros tantos mitos sobre la contramarcha con los que uno se ve asediado sin pretenderlo.

¿Cómo haces para que tu hija se sienta cómoda en el coche?

Gran parte de la comodidad o incomodidad de un niño en su silla tiene su origen en si esa silla es realmente la que mejor se adapta a él. Por eso, siempre he buscado una silla que se adaptase a mi hija lo mejor posible, no sólo pensando en que viaje segura sino también en que lo haga cómoda.

En los viajes largos siempre he aumentado el reclinado para que pudiera dormir a gusto sin que se le cayese la cabeza hacia delante y he prestado atención a los detalles: una funda en verano para que no le moleste el sudor, taparla con algo ligero cuando vamos con el aire acondicionado puesto, poner parasoles en la ventana para evitar que le dé el sol en la cara, ponerle ropa cómoda, quitarle los zapatos… Procuro también llevar algo de comida y agua siempre a mano.

No soy muy dada a los aparatos electrónicos en el coche así que nos entretenemos a la vieja usanza, con música, hablando o con juegos que vamos improvisando sobre la marcha. También me gusta mucho ponerme detrás con ella, al viajar de espaldas podemos mirarnos todo el camino agarradas de la mano. Quizá no haga que viaje más cómoda pero sí es mucho más bonito.

¿Qué piensas tú que es necesario para que cada vez más niños viajen a contramarcha?

En mi opinión lo más necesario es crear conciencia. La desinformación que existe en España es enorme. Estoy convencida que la inmensa mayoría de los padres desconoce absolutamente los riesgos de que sus hijos viajen a favor de la marcha en los primeros años.

Influye también nuestro contexto. En Suecia los niños llevan viajando a contramarcha más de cuarenta años. Aquí, hasta hace poco más de una década los sistemas de retención infantil, ya fueran en un sentido o en otro, ni siquiera eran obligatorios. Resulta difícil convencer a la gente de que los niños viajan en un sistema de retención que no les protege de la tracción en caso de accidente cuando en el inconsciente colectivo surge la frase “pues antes íbamos sin nada y aquí estamos”.

Un cambio a nivel de normativa y una mayor implicación por parte de las autoridades competentes sería de ayuda pero, desde mi punto de vista, lo más importante es concienciar.

Como fisioterapeuta, ¿crees que viajar a contramarcha puede provocar mareo? ¿Ha experimentado tu hija mareo en el coche?

No hay ninguna razón fisiológica para que un niño se maree por viajar en el sentido contrario a la marcha. Los adultos, si nos colocamos así, sí podemos llegar a marearnos porque tenemos registrado en nuestro cerebro que la forma normal de viajar es hacia delante, al igual que si nos subimos en una escalera mecánica que esté averiada por un momento también nos podemos marear porque esperamos que esté en movimiento y está parada. Pero el sistema vestibular del niño no está desarrollado, no ha tenido tiempo para registrar como normal o anómalo ningún patrón en especial, y este problema no lo va a tener. El mareo se asocia generalmente a patologías o situaciones específicas, independientemente del sentido de la marcha.

También hay una predisposición genética que podemos tener o no tener. Mi hija, por ejemplo, nunca ha dado muestras de marearse viajando en el coche a contramarcha. Ha visto dibujos animados, ha “leído” cuentos, ha jugado a poner pegatinas… Yo, sin embargo, me mareo desde siempre en casi cualquier medio de transporte (y siempre he viajado a favor de la marcha) y soy incapaz de leer dos palabras seguidas sin marearme intensamente.