¿Por qué se creó el Plus Test?

En los años 60, Suecia comenzó un período de investigación sobre cuál era la forma más segura de viajar para los niños. Las conclusiones fueron contundentes: la contramarcha era claramente superior. Por esta razón, se inició una regulación nacional con la que los niños suecos pudieron viajar seguros a contramarcha durante los primeros años de vida. Sin embargo, la entrada en la Unión Europea obligó a Suecia a renunciar a esta regulación interna y acogerse a las regulaciones europeas, mucho menos exigentes. Este fue el detonante de la creación del Plus Test. ¿Sabes cómo nació? Te lo contamos.

En los adultos, el 5-6% de la masa corporal total se encuentra en la cabeza. Sin embargo, para un niño de aproximadamente un año la cabeza supone hasta un 25% de su masa corporal total. Un niño no es un adulto a escala, por lo que las consecuencias que puede tener una tracción asociada a un impacto son muy distintas en uno y en otro. Esta es la razón principal por la que la contramarcha es tan importante.

Es también la razón por la que, tras una década de investigación, ideas, debate y pruebas de impacto en laboratorio (los conocidos crash tests), Suecia decidió regular un protocolo sobre cómo testar los sistemas de retención infantil que garantizase la máxima seguridad a los niños suecos. Así, en 1975, entró en vigor el estándar T.

En el estándar T se medían las fuerzas de aceleración, o fuerzas G, ejercidas sobre la cabeza y sobre el pecho, algo que no sólo era importante en sí mismo sino que también ofrecía una comparativa entre ambos que servía como indicador de las fuerzas ejercidas sobre el cuello. Por ejemplo, si tenemos una gran aceleración en la cabeza y cero aceleración en el pecho, el cuello va a recibir una gran carga.

 

Tras observar en las pruebas el nivel de fuerzas G recibido en la cabeza a favor de la marcha y a contramarcha, el estándar T decidió poner un límite máximo aceptado levemente superior al resultado obtenido a contramarcha pero muy inferior al obtenido a favor de la marcha. De esa forma, se hizo totalmente imposible que se aprobaran sistemas a favor de la marcha en los que un niño pequeño pudiera estar expuesto a fuerzas excesivas que su cuello no pudiera soportar sin lesionarse gravemente.

Gracias a esta medida, los padres suecos se vieron forzados a usar sistemas de retención infantil únicamente a contramarcha hasta al menos los 4 años de edad, ya que ninguno a favor de la marcha aprobaba la regulación, y la contramarcha se interiorizó de tal manera en la cultura sueca que, si saliéramos hoy día a la calle y pidiéramos a un padre que nos describiese “una silla de coche”, el 95% nos hablaría de un sistema a contramarcha.

 

“Probablemente no podríamos hacerlo hoy pero, si me preguntáis, fue una muy buena forma de hacerlo”

(Tommy Pettersson, I Día de la Contramarcha en España).

 

Pero empezaron a ocurrir cosas en Europa también. A principios de los 80, se redactó por primera vez a nivel europeo una normativa de regulación de sistemas de retención infantil, la normativa ECE 44. A diferencia del estándar T, la normativa 44 se centraba principalmente en garantizar la sujeción del niño a la silla en el impacto y no medía de ninguna forma las fuerzas ejercidas sobre la cabeza en éste.

Pese a que la normativa, de forma dinámica, fue revisándose y actualizándose en diferentes versiones (44/0/01/02/03/04), esta carencia en la medición de las fuerzas de aceleración a las que quedaba expuesto el niño en la silla preocupaba a los expertos suecos que, durante muchos años, mantuvieron una doble aprobación en el etiquetado de sus sistemas de retención infantil: la homologación de la ECE 44 y el estándar T. De esta forma, Suecia garantizaba el uso de sistemas de retención seguros ya que cada una de estas regulaciones cuidaba de distintos aspectos y, en conjunto, conformaban lo que podríamos catalogar como una buena silla de coche.

Sin embargo, la incorporación de Suecia a la Unión Europea en 1995 complicó la situación ya que Europa esperaba que sus países miembros regulasen los sistemas de retención, únicamente, bajo la normativa ECE 44.

Durante más de una década, Suecia trató de evitar esto pero, finalmente, en 2008, la administración de transportes se vio obligada a cancelar el estándar T como regulación nacional en las sillas de coche infantiles. Se hizo entonces imperativo encontrar una solución efectiva y práctica a este problema que garantizase los altos estándares de seguridad con los que contaba Suecia hasta el momento.

Y así nació lo que se podría considerar una versión moderna del estándar T, concebida como una prueba voluntaria, que no entraba en conflicto con ninguna regulación y que mantenía unos límites sumamente exigentes que sólo los sistemas de retención infantil realmente seguros pudiesen aprobar. Un test que sólo superan las sillas a contramarcha: el Plus Test.

 

“¿Cómo podía ser que ahora fuésemos a bajar el nivel de seguridad para nuestros niños suecos?” Para ser sincero, estaba furioso. Fue el principio del Plus Test”

(Tommy Pettersson, I Día de la Contramarcha en España).